Sierva María de Todos los Ángeles es hija del Marqués de Casualdero Ygnacio de Alfaro y Dueñas y de Bernarda de Cabrera, desde que nació nunca recibió ningún tipo de cariño ni amor, es una hija no deseada. Por lo tanto, Dominga de Adviento, una de las esclavas de la casa, la toma y le hace una promesa a la virgen, no le cortaría el pelo hasta que ella se casase. Al ser criada por Dominga de Adviento, Sierva María aprende las lenguas y costumbres africanas.

El día de su cumpleaños número 12, Sierva María es enviada al mercado junto a su sirvienta, para comprar las cosas para su fiesta. Estando en el mercado, la niña es mordida por un perro infectado de rabia. Días después, va una mujer a contarle al Marqués lo que ha sucedido a su hija, quien a su vez interroga a su hija y ella responde que nada le ha pasado, sino que ha caído. Eventualmente el Marqués se entera que la niña efectivamente ha sido mordida por el perro y va a hablar con Abrenuncio, el médico de la ciudad.

Finalmente, se le aconseja al Marqués, que por el bien de la niña, ésta debería ser llevada al convento Santa Clara, donde le dicen que Dios se hará cargo de ella.

Sierva María de Todos los Ángeles comienza con convulsiones y gritos, provocados por la mordida del perro con rabia. Pero, a pesar de eso, la Abadesa del convento la considera “poseída por las fuerzas malignas.” Es por eso, que deciden exorcizarla y este trabajo se lo encargan al Obispo Cayetano Delaura.

El obispo, en su rol como exorcista va al convento Santa Clara diariamente a visitar a Sierva María, y al pasar el tiempo se da cuenta de que ella no está poseída ni endemoniada, sino que es una niña blanca con actitudes de negra, también descubre que se ha enamorado de ella. Por lo tanto, la acompaña, le enseña versos y al mismo tiempo se otorga fuertes castigos físicos sabiendo que estaba viviendo en pecado.

Llega un momento en el que Cayetano no puede seguir manteniendo su secreto y va donde el Obispo a contarle. Éste lo castiga, lo envía al hospital de leprosos y le impide volver a ver a Sierva María. Y decide él mismo ser el que exorciza a la niña. El obispo, en su intento de sacar los demonios del cuerpo de Sierva María, utiliza crueles y tortuosos métodos.

Finalmente, Sierva María muere al recibir los tratos del Obispo, con la ilusión de volver a ver a su amado Cayetano, a quien no vuelve a ver nunca más.

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